La profesión de maestro anda de capa
caída últimamente. No a cualquiera le queda colgarse ese título. Maestro no es
sólo el que transmite el conocimiento a los alumnos en el aula, sino, sobre
todo, el que les enseña a aprender cosas que les serán útiles para la vida. Y
no hay nada mejor que enseñar a los niños y jóvenes el gusto por la lectura,
contagiar la pasión por los libros.
Y en eso, Daniel Casanova
es un gran maestro. Varias generaciones de jóvenes han sido inoculados por el
virus de la lectura gracias al esfuerzo del maestro Casanova, quien,
incansablemente, en sus clases, como promotor de la lectura a través de su programa “Liber- A-Nos”, como organizador de
encuentros y ferias del libro, como maestro, pero sobre todo como amigo de sus
alumnos, ha demostrado su gran vocación y amor por los libros, en una cruzada
feliz e interminable.
Pero ahora Daniel Casanova
ha decidido cambiar de trinchera —y qué bueno que así lo haya decidido—: nos
presenta un pequeño libro de su autoría, una miscelánea de textos poéticos y
prosas, donde expresa una nueva faceta de su hacer: la escritura. En esta
pequeña muestra de poemas y un par de ensayos, Daniel Casanova revela su gran
pasión por la palabra, ya no por la de otros, sino por la propia, la que sale
de la entraña más profunda y de la reflexión atenta.
Para terminar, dos
palabras: gracias y bienvenido. Gracias, maestro Daniel Casanova, por su
entusiasmo, por su ejemplo, por su generosidad. Y bienvenido, al mundo de la
escritura con estos “Recortines”, que nos dan mucha tela de donde cortar, para
disfrutar y reflexionar.