jueves, 20 de septiembre de 2012




La profesión de maestro anda de capa caída últimamente. No a cualquiera le queda colgarse ese título. Maestro no es sólo el que transmite el conocimiento a los alumnos en el aula, sino, sobre todo, el que les enseña a aprender cosas que les serán útiles para la vida. Y no hay nada mejor que enseñar a los niños y jóvenes el gusto por la lectura, contagiar la pasión por los libros.
Y en eso, Daniel Casanova es un gran maestro. Varias generaciones de jóvenes han sido inoculados por el virus de la lectura gracias al esfuerzo del maestro Casanova, quien, incansablemente, en sus clases, como promotor de la lectura a través de su programa  “Liber- A-Nos”, como organizador de encuentros y ferias del libro, como maestro, pero sobre todo como amigo de sus alumnos, ha demostrado su gran vocación y amor por los libros, en una cruzada feliz e interminable.
Pero ahora Daniel Casanova ha decidido cambiar de trinchera —y qué bueno que así lo haya decidido—: nos presenta un pequeño libro de su autoría, una miscelánea de textos poéticos y prosas, donde expresa una nueva faceta de su hacer: la escritura. En esta pequeña muestra de poemas y un par de ensayos, Daniel Casanova revela su gran pasión por la palabra, ya no por la de otros, sino por la propia, la que sale de la entraña más profunda y de la reflexión atenta.
Para terminar, dos palabras: gracias y bienvenido. Gracias, maestro Daniel Casanova, por su entusiasmo, por su ejemplo, por su generosidad. Y bienvenido, al mundo de la escritura con estos “Recortines”, que nos dan mucha tela de donde cortar, para disfrutar y reflexionar.